Estaba en un paseo de la universidad en un recinto cerrado en Japón, no sé si era un museo o qué. Iba a tomar una foto pero me daba cuenta de que había sacado dos pilas de la cámara para usarlas en el mouse (lo cual es cierto), así que iba a una máquina dispensadora y compraba un rollo y una especie de película que hacía que los colores se vieran más vivos. La máquina no me daba sino un recibo y me tocaba ir a un restaurante pequeñito a reclamar mi mercancía. Mientras tanto, una señora no hacía sino apurarme porque estaba retrasando la visita.

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