Primero soñé que tenía la nariz llena de caracoles de tierra. Podrían haber sido mocos pero no, eran seres vivos babosos con caparazón poblando mi pobre nariz. La sensación era horripilante y yo no hacía sino tratar de deshacerme de ellos, pero sabía que algunos ya iban más profundo, por allá en la faringe. Tosía y respiraba duro, pero ahí seguían.

Tras interrumpir esa experiencia tan desagradable, volví a dormir y soñé que estaba en París, visitando lugares turísticos (entre ellos unas ruinas del Imperio Romano) y escuchando música de acordeón en la oscuridad. Era hermoso. Obviamente no se parecía ni una pizca a lo que debe ser París de verdad.


Anoche soñé que regresaba a Colombia a terminar mi carrera en Los Andes. Tenía un novio nuevo llamado Luis Ernesto, quien era igualito a Penn Badgley, el de Gossip Girl. Hasta se vestía igual. Su familia tenía una panadería donde ponían boleros, pero él no quería llevarme a conocerla. De resto, el señor me acompañaba a todas partes y era buena gente, pero yo solía confundirme y llamarlo José en vez de Luis, y no estaba tan segura de que su segundo nombre fuera Ernesto.

Cuando llegaba a Los Andes me encontraba con algunas niñas de mi promoción del colegio. Una de ellas reparaba en mi novio y comentaba que al menos a mí sí se me habían declarado, que el niño con el que ella salía hacía tres años no había dicho nada aún. A otra le comentaba que antes de irme de Colombia había tomado una materia llamada Pornografía.


Anoche soñé que iba a Londres. Tenía algunas zonas completamente derruidas, pero las ruinas eran de colores muy vivos y yo no hacía sino tomar fotos. En algún momento nos perdíamos y terminábamos en una zona rural, donde rescatábamos a una anciana congelada bajo la nieve a la vera de un río.

A eso de las 5am me desperté, miré si alguien se había conectado a msn mientras dormía y, al darme cuenta de que era demasiado temprano para iniciar el sábado, volví a la cama.

Entonces ¡volví a soñar que estaba en Londres! Sin embargo, esta vez visitaba un museo donde todo era de madera, incluyendo un trencito que lo recorría. Después resultaba bebiendo con dos sujetos desconocidos y el novio de una amiga. Al último le daba duro el trago y se vomitaba.


Anoche soñé con vestidos de colores vivos, hermosos pero carísimos. Me los medía y me quedaban a la maravilla pero no podía comprarlos todos. Recuerdo especialmente una bufanda anaranjada especialmente costosa.

El instante en que abrí los ojos vi a través de la ventana el cielo más azul que mañana alguna pudiera ofrecer.

Ahora ando de muy buen humor.


Anoche soñé que era una niña austriaca que había vivido en Alemania pero ahora volvía a Austria y era la nueva del colegio. Mi mamá era la señora que hacía de mamá de Edward Scissorhands (Ellen en Synecdoche, New York). En el colegio todo el mundo era fanático de bordar con cintas y lo hacía con gran destreza.

Pues bien, uno de mis compañeros era una especie de versión gordita de Michael Cera y estaba enamorado de mí. Era tiernísimo y yo lo adoraba. En algún momento empezaban a buscarnos por alguna razón y nos escondíamos en el baño. Cuando nos encontraban, yo aducía enfermedad y que él me estaba acompañando por si me desmayaba.

Qué sueño sin pies ni cabeza este. Pero el niño era simpático y yo era rubia.