Estaba en un centro comercial gigantesco lleno de escaleras eléctricas. Tras subir y subir hasta el piso más alto, empezaba a bajar en toboganes, o más bien escaleras resbalosas que me gustaba bajar sentada como si lo fueran. Encontraba a mi hermana en un corredor del piso más bajo y algo comentábamos. Luego subía escaleras de nuevo y llegaba a una estación de monorriel ubicada dentro del mismo centro comercial. Ahí estaba Ovidio. Quedábamos en salir al día siguiente. Se montaba al monorriel y se iba. Lo veía alejarse, contenta de saber que lo volvería a ver. Entonces empezaba a bajar unas escaleras.

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