Soñé con una melodía que me gustaba mucho, pero ahora no sé si es una canción que conozco o algo que me inventé en sueños.


Soñé que mi profesora de química del colegio me daba un examen cuyas preguntas se referían no sólo al tema que estábamos viendo sino a asuntos personales de las niñas populares del curso. Arguyendo que no sólo mi examen estaba bien contestado y por tanto merecía una mejor nota, sino que muchas de las preguntas sólo las podían responder algunas niñas por ser personales, me ponía a discutir con la señora. A su lado estaba una compañera abogando porque no me arreglaran la nota. De repente la señora intentaba inyectarme algún veneno, pero como lograba forcejear, la señora se lo inyectaba ella misma para que me acusaran.

Aquí el escenario cambia un poco. Aún pretendía huir para evitar que me condenaran injustamente por la muerte de la profesora de química, pero resulaba en una celda al aire libre (un poco como un animal de zoológico) de un manicomio. Llegaban entonces dos niñas de mi curso que de repente se convertían en monstruos simpáticos y me sugerían una manera de huir. Al parecer, ellas también se habían dado a la fuga tiempo atrás. Las seguía, descalza, preocupada por el destino de mis cosas abandonadas en la celda. Cuando aparecía un psiquiatra en mi búsqueda, los monstruos simpáticos simulaban ser mis nuevos doctores y no permitir que nadie entrara en contacto conmigo. Así me salvaba, pero seguía angustiada por andar sin rumbo y sin pertenencias.