Azuma me hablaba de una agencia de bienes raíces con la que estaba negociando un arriendo. La señora de la agencia (que yo imaginaba como una japonesa gorda de delantal) le había dicho que esperaba que no saliera de vacaciones mientras arrendara el apartamento. Mientras tanto yo pensaba en cómo sería mejor tomarle una foto. Tal vez con la gata. Mirando para abajo definitivamente no. Este hilo de ideas se sentía como si paralelo al sueño corriera un proceso mental lúcido.

Después estaba en la cafetería de pastas que hay frente a mi facultad y me encontraba con Cora, la rumana, para devolverle el libro que me había prestado hace tanto tiempo (Freakonomics, no sé por qué me lo prestó si yo claramente no lo iba a leer). La acompañaba un desconocido. La cara se le iluminaba al verme y me saludaba efusivamente. (Recordemos que Cora en realidad me odia y me condenó al ostracismo en Tsukuba, lo cual a la larga mejoró mi calidad de vida enormemente.)


Tengo un vago recuerdo de haber tocado la espalda de Himura y sentirla carrasposa.

Veo una calle estrecha y pedregosa, parece España, o la imagen que me hago de alguna ciudad de España. No sé qué pasaba ahí, pero de repente estaba yo en una especie de bar con Azuma. Tenía el corazón roto y me dedicaba a vaciar botella tras botella de una cerveza que sabía a raspberry ginger brew. Azuma se reía con ganas de mi afán de beber. A mí me gustaba el sabor del trago y tenía mucha sed. Estaba segura de que no podría emborracharme con algo que supiera así, pero aparentemente ya me estaba prendiendo. Azuma me sacaba de ahí y me llevaba a su cuarto, un recinto de paredes de madera poco iluminado, cálido. Yo anotaba que tenía dos camas pese a vivir sola. Ella se reía y, sentadas en una, empujábamos la otra con los pies hasta estrellarla contra la pared.


Qué hermoso es cuando los sueños no son más que recordatorios de lo que hay que hacer al día siguiente.

Fotocopia de la tarjeta de extranjería. Fotocopia de la libreta de ahorros. Formulario relleno. Dónde está el formulario. Sobre para enviar papeles. La oficina postal cierra a las cinco de la tarde. Llevar pasaporte, carné y tarjeta de extranjería a la facultad de biología para lo del tour de la JAXA.

Pensándolo bien, no es hermoso. Pero al menos no se me olvidará. Espero.


Duermo muchísimo tras un día surreal en Tokio. El sueño excesivamente largo se convierte al llegar el día en un sopor pesado y delirante. Veo el cielo. No veo el cielo. Veo el cielo. El cerebro no procesa la miopía, solo el azul reinante. Me reacomodo en el futón y estoy segura de que mi espalda tiene una fila de snap fasteners que bajan por toda la columna vertebral y se despegan del colchón haciendo ruido.

Hay una discusión quién sabe con quién sobre la diferencia entre itsuka (何時か, "algún día", "en algún momento") e itsuka (五日, "el día cinco del mes"). Voces me hablan de madurar. Debo madurar. Madurar.

En mi cabeza suena "Close Your Eyes" de Basement Jaxx. Cuando despierto del todo lo único que queda es esta canción.


Viajaba en avión con mi familia, pero no sabíamos adónde ir. Podíamos ir al este u oeste de no sé qué meridiano. Al parecer había una opción larguísima según la cuál terminaríamos en Africa, en Zanzíbar o algo así. No sé al fin dónde terminamos, me parece que en Tahití. De repente estábamos en un tour en bus y nos querían dejar botados al lado de un puente porque aún no estaba terminado y por lo tanto no tenía peajes. (Extraña lógica.) Algo en el puente o cerca de él era de color curuba, como la pared del centro comercial Atlantis Plaza.

En duermevela, justo antes de despertar, oí cómo Lucas (amigo de adolescencia) me advertía que me iba a caer alguien del Edgar Winter Group.

Necesito dejar de evocar los sueños en términos narrativos porque pierdo detalles. Hay que permitir que las imágenes fluyan.


Cosas vistas en orden pero difíciles de recordar con claridad.

  1. Ovidio cerraba su blog. Al parecer había encontrado el amor de su vida y ya no necesitaba decir nada más.
  2. Me encontraba con Lowfill y le preguntaba por Himura. Me decía que estaba muy mal, enfermo.
  3. Estaba con Arhuaco en un recinto público, pero no logro saber qué tipo de sitio era. Este sueño es altamente confuso; en mi cabeza veo cosas clarísimas pero no puedo ni conectarlas entre sí ni explicar qué son.
(Creo que tras el #2 desperté brevemente con la firme intención de escribirle a Himura expresando mi preocupación a raíz del sueño, pero con una advertencia al final: "si me vas a insultar, abstente de responder". Me temo que no estaba del todo lúcida.)


Había salido una noticia según la cual un señor había creado una especie de sintetizador para sus hijos (un niño y una niña), un aparato revolucionario de fabricación casera con muchos botones grandes. Parecía hecho de cajas de cartón, al tacto los botones se sentían como stickers de esos que parecen inflados. Se creía al principio que el inventor había castrado a los niños para que solo se dedicaran a la música, pero luego se aclaraba que no.

Arhuaco y Cavorite se daban a la tarea de emular las propiedades de este instrumento en software. Cavorite creaba los "Cavodrums" (la idea del nombre era mía) y Arhuaco algo relacionado con los instrumentos melódicos. La interfaz del programa de este último tenía bonito diseño (en realidad no; era una cosa noventera fucsia), lo cual era de esperarse porque, claro, él se dedicaba a diseñar interfaces para las cosas que programaba (nada más lejos de la realidad). Yo estaba bajando los programas de ambos a mi computador, pero no podría decir dónde estaba mientras esto ocurría. Sobre mí se extendía el cielo de la tarde, de un azul cálido con nubes ambarinas.

De repente, aunque esta imagen ya no es clara, yo estaba programando algo y Arhuaco me decía que lo estaba haciendo mal. De fondo o en mi cabeza sonaba "Dès que j'te vois" de Vanessa Paradis.


Recuerdo varias cosas inconexas.

  • Me iba a cortar el pelo y querían dejarme la capul bastante corta, así como la tuve en 2007.
  • Les mostraba unos dibujos que estaba haciendo en mi cama a mi madre, mi hermana y mi tía. A esta última le contaba que quería tomar clases de guitarra o de dibujo en la Academia de Artes Guerrero. Al parecer podía hacer cosas bonitas con lápices de colores; una mujer que estaba haciendo mientras hablaba llevaba un chador azul cobalto.
  • Estaba en el estudio de grabación donde se había filmado el video de "Ruby Rises", de Oren Lavie (hasta donde tengo entendido esa canción no tiene video). Oren estaba ahí, y la gente comentaba algo sobre lo futurista del video o de su aspecto (a veces se veía de lejos como un ejercicio de dibujo anatómico: calvo, musculoso y plateado). La canción sonaba incesantemente. El lugar era un espacio amplio de techo alto, piso azul oscuro y paredes de concreto. Había mucha gente allí.
  • Mi tío aparecía en el set y me regalaba paños para limpiar el carro. Cuál carro, es una buena pregunta.
  • En el mismo estudio conocía los efectos de los helados de colores vivos en el desarrollo cognoscitivo de los niños. Creo que era algo bueno. Alguien, no sé si yo, estaba comiendo un helado de Baskin Robbins amarillo y morado.


Anoche soñé que iba a leer Infinite Jest. Era un libro grandísimo, tal vez más grande que el mío de Literary Theory, pero deforme.


Anoche soñé que me iba a poner el bikini que compré en Hawaii, pero descubría que estaba gordísima y se me veía horripilante. La barriga hinchada me quedaba colgando sobre la parte de abajo.

Mi hermana me decía, "tranquila que yo también he sido así de grande". Obviamente no era el mejor de los consuelos.